Las viñas de albarió, treixadura, godello y loureiro se reparten por escarpados bancales (¡con una inclinación del 80%!) a lo largo del río Sil.
Gozan de un microclima claramente atlántico; mientras que las tintas, mencía, sousón, caiño y merenzao, crecen en las laderas opuestas, resguardadas del frío por un microclima mediterráneo. Tanto las unas como las otras, descansan en suelos pedregosos con esquistos de pizarra.
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